12.5.13

Ahora entiendo cuando me decían que el espejismo era yo, que las amistades nunca son para siempre y que aunque parezca que no, la gente solo se guía por los egoísmos. Estoy aprendiendo mucho este año. Dí a mucha gente de lado, me creí superior, creí que yo iba a conseguir todo lo que quisiera y que no importaba lo que hacía. Pero ahora resulta que la honradez es lo mejor, que la humildad brilla por su ausencia, pero que lo único importante para mi es estar tranquila, erlajada conmigo misma, sin querer aparentar nada, sin recargamientos. Sencillez. Invisibilidad. Respiración. Dios. Pequeños detalles que la gente no disfruta, pero yo sí. Los paseos con mi padre de bar en bar, noches en vela leyendo, risas, ayudar a mi madre con lo que me pida, hacer sacrificios para que otros disfruten, no llevar todo planificado. Compartir tu tiempo.
Dí oportunidades a gente que no lo merecía y acabé las relaciones con gente que no tenía culpa de mi infelicidad. Y ahora lo echo de menos. Si alguien de verdad te quiere, pasará el tiempo y volverá. El resto son cosas que se van, como cualquier cosa llevada por una ráfaga de aire.
Confío en mí. Si yo no me hago feliz, nadie va a hacerlo. Se puede pedir ayuda. Se puede confiar en la gente, hay mucha gente que te comprende y que puede saber qué hacer, cómo te sientes. O que sabe abrazar. Y la mejor manera para ser feliz es aprender. Aunque no sé aún si esto es cierto. Me siento realizada. Me gusta saber, tener buenas notas y sentir que tengo conocimientos. Lo malo es que cuanto más sé, más pienso, más me pregunto, y con lo poco que sé, no respondo. Pero quiero saber, el conocimiento llena muchos vacíos que no llenan nada. Quiero saber el por qué de todo. Por qué se llama rojo al rojo, por qué tengo un lunar en el ombligo, por qué no veo en blanco y negro, por qué todos pensamos como ovejas, por qué la música sirve de droga, por qué los libros en papel se extinguen, por qué me gusta tanto Bécquer.
Ahora entiendo cuando me decían que escribiera en un papel. Siempre me ha relajado escribir, me ha hecho volar a otros mundos, sentirme segura, acompañada. Pero nunca llegué a entender lo que podía ayudar, la terapia que podía servir.
Y también entiendo eso que dicen de que un libro de literatura puede salvar más vidas que una fórmula científica. Un par de frases pueden llegar muy hondo y hacerte remplatear todo, hacer que mires las dos caras de la Luna, hacer que seas el payaso o la viuda. Y un libro puede hacer que lo recuerdes toda la vida. Que recuerdes cosas que ya no están, que imagines cosas imposibles, que no pienses en otras cosas mientras estás leyendo.
Que sepáis que sigo triste, pero ya va siendo mi forma de vida y aprendo a ser feliz con ello. No sé si he basado mi felicidad en ello, es más fácil estar triste que feliz. Veo la salida, muy muy cerca. Solo me faltan fuerzas para ir hacia ella. Y un empujoncito.

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idas de olla.