"Porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños."
27.4.13
Las cosas como son.
Yo, alimaña del bosque, antaño, ya casi no estaba más que en el bosque.
Yacía en algún sitio, en una cueva repugnante; repugnante sólo a causa
de mi presencia, naturalmente. Entonces te vi, fuera, al aire libre: la
cosa más admirable que jamás había contemplado. Lo olvidé todo, me
olvidé a mí mismo por completo, me levanté, me aproximé. Estaba
ciertamente angustiado en esta nueva, pero todavía familiar, libertad.
No obstante, me aproximé más, me llegué hasta ti: ¡eras tan buena! Me
acurruqué a tus pies, como si tuviera necesidad de hacerlo, puse mi
rostro en tu mano. Me sentía tan dichoso, tan ufano, tan libre, tan
poderoso, tan en mi casa, siempre así, tan en casa...; pero, en el
fondo, seguía siendo una pobre alimaña, seguía perteneciendo al bosque,
no vivía al aire libre más que por tu gracia, leía, sin saberlo, mi
destino en tus ojos. Esto no podía durar. Tú tenías que notar en mi,
incluso cuando me acariciabas con tu dulce mano, extrañezas que
indicaban el bosque, mi origen y mi ambiente real. No me quedaba más
remedio que volver a la oscuridad, no podía soportar el sol, andaba
extraviado, realmente, como una alimaña que ha perdido el camino.
Comencé a correr como podía, y siempre me acompañaba este pensamiento:
"¡Si pudiera llevármela conmigo!", y este otro: "¿hay acaso tinieblas
donde está ella?" ¿Me preguntas como vivo? ¡Así es como vivo!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
idas de olla.