29.3.14

Hombres grises


Hombres claros, hombres de humo e ingrávidos, sin forma, amoldados por las caricias del viento y los obstáculos de la calle. A veces el viento soplaba demasiado fuerte y eran transportados a lugares demasiados lejanos. Su esencia se mezclaba con suaves brisas y sentían una libertad abrumadora. Podían colarse por cualquier rendija y moverse sin apenas esfuerzo. Pasaban desapercibidos pero no eran lo suficientemente transparentes como para dudar de su propia existencia.
Así me han contado que eran mis antepasados, y así lo he leído en los libros de historia. Pero ahora todo está en decadencia. No puedo figurarme cómo debía ser todo estoantes de que vosotros llegaséis. Ahora somos toscos y grises, no por nuestra marchitez sino por vuestra incesante combustión. Vemos como muchos de los nuestros se reducen a ceniza por el espesor de su vida. Nos cuesta respirar, nos cuesta movernos, cada vez es más difícil para nosotros encontrar un cobijo libre de vuestros homicidas actos. A cada respiración vuestra sentimos una puñalada en el costado. Vosotros sois la masa gris que no nos deja respirar frescura y nos convierte en seres vulgares. Vuestro progreso nos lleva a la involución, vuestro libre albedrío nos condena a la espesura.
Como hijo de un cigarro nervioso reivindico nuestra postura y detallo nuestra amenaza. Nos multiplicamos a una velocidad incesante, cada vez cubrimos más espacio, está en nuestras manos la posibilidad de hacer grises vuestros climas, de convertir en neblina todo lo que alcanzáis a ver. Nuestra vista es cada vez más oscura, pasando toda imagen por un filtro blanco y negro, haciendo sentiros enfermos y deambulantes. Podemos ocultar vuestros amaneceres y ocasos, podemos respirar como si estuviésemos en pleno ataque de ansiedad y haceros sentir un profundo agobio de polvo y fuego.

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idas de olla.