Y finalmente murió, dice que atravesada por una espada dorada en manos de un ángel, y por fin pudo reunirse con su amado.
Y por esto la envidio. No desde el sentido religioso, que también, sino por la entrega. Porque no creo que ninguno de nosotros, por mucho que querramos a alguien o por mucho amor que demostremos seamos capaces de tanto. Hay muchas pasiones, no tienen por qué llegar hasta el extremo, pero se puede amar así. Sin embargo nunca lo he visto, no he visto un amor de estas dimensiones, ninguna poesía ni ningún poeta que estén tan enamorados, aunque no se exprese de forma directa o soez, el amor de Santa Teresa es superior a cualquiera, incluso al del mismísimo Bécquer.
Tal vez sea por ser Dios, o por ser ella una loca, pero ojalá pueda sentir yo algo parecido.
Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí:
cuando el corazón le di
puso en él este letrero,
que muero porque no muero.
Esta divina prisión,
del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí:
cuando el corazón le di
puso en él este letrero,
que muero porque no muero.
Esta divina prisión,
del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
idas de olla.