29.5.12

Que sea cierto el jamás.

Hasta aquí llegó el ritual de enfados y canibalismo estúpido. 
Son demasiadas horas en vela y nada que decir.
Descansamos nuestra espalda en las persianas bien cerradas, tú y yo anémicos
y a cada parpadeo calmado
intentamos dormir.
Terapias mal llevadas sin nadie que mediara por dos histéricos, mis gritos envasados al vacío

reventaron al fin.
Y ahora congelo cada instante sabiendo de antemano que son los últimos
.
 La noche en que el noventa y nueve llegó hasta abril.
Ya no hay ganas de seguir el show, ni de continuar fingiendo, sólo quiero ser espectador,

relax, entertainment.
Me pregunto quién pensó el guión, debe estar bastante enfermo, fue el estreno de un gran director,

le caerán mil premios.
Y al subir al taxi  mis palabras son vapor de cristal y me dejo el alma cuando escribo en la ventana:

"que sea cierto el jamás". ¡Oh, cállate!
Y ahora relájate, ella lo lleva bien, está aliviada, ¿ves?, todo ha acabado bien.

Te dice: fíjate, mira mis manos, ¿ves?, no pesan nada, ¿ves?, están flotando ¿ves?.

Putas ganas de seguir el show ni de continuar mintiendo y en un travelling algo veloz

sale un "fin" en negro.
Y a medias del viaje, callo a gritos que no quieras bajar.

Y pierdo la conciencia cuando escucho como dices: "que sea cierto el jamás".

¡Oh, muérete!

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idas de olla.