27.12.10

Cicatrizando heridas.

Con el tiempo aprendí a ser fuerte. A ignorar los lloros de mi madre. A no escuchar los gritos de mi padre. A saber callar cuando estoy deseando gritar, a saber contener las lágrimas cuando no puedo ni hablar. Aprendi a olvidarme de todo, a evadirme de la realidad. A sacar 5 minutos de cada cosa para ganar tiempo y dedicármelo a mi misma. Aprendí a no hacer caso a los desánimos de mi familia. Aprendí, que aunque nadie me lo diga, yo valgo mucho. Que siempre puedo sacar fuerzas de la cosa más pequeña. Que la música salva vidas. Aprendí a distraerme yo sola, a crearme una burbuja alrededor.
Aprendí que soy frágil, que mi corazón se rompe con demasiada facilidad, que no me puedo ilusionar con todo, que soñar es gratis, pero que cumplir los sueños es imposible.
Aprendí que nunca voy a conseguir cambiar, que si soy así es por algo. Y aunque no me guste tengo que joderme.
Aprendí que las personas no cambian, que hay muy pocas que merezcan la pena, que hay muchos falsos y egocéntricos, que no hay nadie como yo en este mundo. Que hay mucho rencor en el mundo. Que soy incapaz de odiar. Olvido demasiado pronto. Aprendí a no tener rencor, a dar amor, a dar abrazos, a intentar dar felicidad a las personas.
Aprendí a dar ánimos y ayudar a la gente como si me fuera la vida en ello.
Aprendí que las heriadas en mi cicatrizan muy lento, que soy demasiado frágil y que si me haces daño me va a costar recomponerme. Que el fin del mundo no es cuando alguien te deja.
Aprendí que la gente se olvida de los demás demasiado pronto. Que los amigos rara vez duran, que las verdaderas amistades son las que valen la pena, que el amor nos llega a todos, que no mereze la pena hacer tonterias porque luego te vas a arrepentir.
Aprendi que el miedo no nos deja andar ni ver, aprendí a ser fuerte. Aprendi a correr contracorriente y a dejarme llevar sin preocupaciones.
Lo único que me queda es aprender a vivir en el presente.

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idas de olla.